E. M.
Jaume Segura es un joven diplomático mallorquín que desde el pasado
mes de agosto es el primer secretario de la Embajada española en
Jamaica. Segura llegó a este cargo en la isla caribeña después de
trabajar durante un año en el gabinete de la ministra de Asuntos
Exteriores, Ana Palacio. Además de su puesto en la Embajada, Jaume
Segura desempeña también el cargo de cónsul español en Jamaica, así
como en ocho minúsculos estados del Caribe, entre los que se
cuentan las islas de Granada y Antigua.
«España tiene escasa presencia en el ámbito caribeño de habla inglesa -explica Segura- y desde aquí estamos trabajando para aumentarla». En todo caso, en este país residen cerca de un centenar de españoles y es previsible que este número aumente debido a la expansión turística». Según nos explicó, las inversiones españolas -y más concretamente mallorquinas- en el sector turístico jamaicano aumentan día a día. «Actualmente la empresa Rius ya dispone de un 'ressort' en Negril y está a punto de inaugurar otro». «Empresas como Piñeiro, Fluxá o Barceló -añadió- están ya preparando su desembarco».
Otro de los aspectos que ocupan la actividad de Jaume Segura en su despacho de la Embajada española en Kingston es la asistencia a españoles presos en algunos de los nueve estados caribeños en los que él representa a nuestro país. Desgraciadamente, estas detenciones -la mayoría bajo acusación de tráfico de drogas- son relativamente frecuentes. En estos casos, siempre lamentables, Segura trata de asistir a los detenidos, garantizando la defensa de sus derechos, ya que en Jamaica no existe la figura del abogado de oficio. «En ocasiones, -aseveró- les ayudamos incluso economicamente, ya que muchos de ellos se encuentran en situaciones de auténtico desamparo».
Aunque Jamaica es una isla preciosa, Jaume Segura nos confesó su añoranza de España y más concretamente de su Mallorca natal. «Echamos de menos Mallorca, ese gran privilegio de poder pasear por donde quieras y que la gente te salude, el concepto mediterráneo de vivir en la calle, las tertulias, las amistades, todo eso se echa mucho de menos».