El empresario sueco Lars Magnusson celebró anteanoche su 50 cumpleaños. Su esposa, Kettylin, le organizó una fiesta propia de un cuento de hadas. Extraordinaria. Claro que el marco, el impresionante jardín de su casa, contribuyó a ello, y contribuyó también que pudiera contarse con el ingenio del decorador Alejandro Clavo, que dejó aquel escenario precioso. De la cena se encargó el chef Joan Romero, y de todo el montaje que ésta conllevó, Menage, bajo la batuta de Bernardo Picornell.
En cuanto a la música, corrió a cargo de una big band y de la orquesta Gala, que se ocupó de arropar la bella voz de Rosa de Lima, quien además actuó -muy bien por cierto- como maestra de ceremonias, dando paso a la anfitriona, Kettylin, que fue la presentadora de cuanto aconteció sobre el escenario una vez concluida la exquisita cena. Como verán, todo muy de aquí. Como la gente que asistió, unas trescientas personas, la mayoría residentes, entre ellos muchas caras conocidas, Maria Antònia Munar, presidenta del Consell de Mallorca; Gabriel Escarrer, presidente de Sol Meliá; Llorenç Huguet, presidente de Sa Nostra; su hermano, Joan, el diputado; Birguitta de Suecia; Tumy Bestard y Olga; Miguel y Corona Nigorra; Joan Fageda; Joan Bauçà; el doctor Kovacks; el arquitecto García-Ruiz; la diseñadora Marily Coll; el pintor Onofre Prohens; el restaurador Toni Yoh; Tomeu Beltrán; Carme Feliu; Pere A. Serra, presidente del Grup Serra; y una lista que por lo larga se haría interminable detallar.
Entre los llegados de fuera se encontraban empresarios árabes, holandeses, alemanes, franceses, suecos, italianos, portorriqueños, así como el embajador de Estados Unidos en Santo Domingo, mister Hertel, y su esposa, Marie; los padres de Lars; su hermano; y dos de sus grandes amigos, Cor van Zadalof y Hans Dreize. Esta mezcolanza de gente, además de aunar nacionalidades y culturas, se tradujo en una magnífica fiesta que terminó con el alba.
Pedro Prieto