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La mar de plástico

Una mañana a bordo de las barcas de limpieza del litoral de Palma

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La suciedad del mar, en la zona que más se nota, en la orilla de las playas y cerca de la costa, ha sido una de las máximas preocupaciones de este verano especialmente caliente, con inusitadas temperaturas del agua que han provocado alteraciones varias y han propiciado que salgan a la superficie productos, especialmente plásticos, que suelen quedar depositados en el fondo. Recientemente, Emaya presentó la campaña de control y recogida de residuos flotantes en las playas del termino municipal de Palma, desde s'Arenal a Cala Major, operación que cuenta con la incorporación de tres nuevas embarcaciones especialmente diseñadas para este cometido, una de estas de gran capacidad, en la que Ultima Hora realizó este reportaje.

Del amarre número 1 del Club Náutico de s'Arenal, el «Seacleaner litoral -10-D» suelta amarras a las 7'30 de la mañana, a esa hora en la que, desde el mar todavía pueden hacerse fotografías a contraluz, cuando el sol empieza a asomar marcando en obscuro la silueta de los hoteles. A lo lejos, una especie de bruma amarillenta escondía Palma. «¿Eso es así todos los días?», preguntamos. «Así es», responde Arturo Gómez, ingeniero de la empresa «Seacliner», de Campos, constructora del catamarán en el que navegamos, por él diseñado y que además cubre el primer turno al timón. «Somos una empresa pequeña, y todos tenemos que hacer de todo», dice.

En seguida vemos el primero de los cuatro pequeños catamaranes «Seacleaner mini - 4-fb» que se encarga de la zona más próxima a la playa hasta un máximo de 100 metros mar adentro, porque a partir de ahí hasta los 200 metros, que es lo que permite la autoridad marítima, se encarga el catamarán grande que permite transportar hasta dos toneladas de peso y está preparado para limpiar residuos líquidos de petróleo y aceite que se puedan haber vertido al mar. «Este es un modelo prototipo, al que voy a hacer una pocas modificaciones que la propia experiencia en el mar me ha hecho ver. En la cabina de pilotaje habrá que abrir alguna ventanilla para que corra el aire, porque aquí uno se asa de calor», dice Arturo.

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