La catástrofe del «Prestige» no ha dejado a nadie insensible en Balears. El desastre ecológico ocurrido en Galicia es enorme y no han faltado muestras de solidaridad y ofrecimientos de colaboración. Sin embargo, la magnitud del suceso no debe tapar cuestiones más locales y específicas, pero que también tienen su importancia.
Desde el primer día en que se tuvo noticia de la situación del «Prestige», colectivos científicos de las Islas no ocultaron, además de la preocupación por la repercusión general de la catástrofe, su inquietud por la suerte de un ave endémica de Balears y en peligro de extinción: la «baldritja» (Puffinus mauretanicus, pardela balear en castellano). Precisamente en esta época, la «baldritja», Ave del Año 2001, regresa a Balears desde las costas atlánticas de la Península y del sur de Francia.
Era probable que algunos, o tal vez muchos, de estos ejemplares hubiesen sido afectados por la marea negra. De momento, las noticias son esperanzadoras. Sólo se ha confirmado la localización de un ejemplar manchado de petróleo en la playa de O Grove (Pontevedra). El animal fue limpiado y se está recuperando en un centro de Pontevedra. Cuando esté totalmente recuperado, no será soltado ante el riesgo de que vuelva a impregnarse de petróleo, sino que será trasladado a Balears.
El pasado jueves, técnicos de la Generalitat aseguraron que unas 2.500 «baldritges» se encuentran en las costas de Catalunya antes de finalizar su regreso a Balears y no se ha detectado ningún caso con manchas de petróleo. En playas de Huelva fueron hallados varios ejemplares muertos, pero no se ha establecido ninguna relación con la marea negra gallega.
La «baldritja» llega hasta los 38 centímetros de longitud y los 89 de envergadura. Su parte superior es gris-castaña y la inferior, blanca con grises variables. Es fácil confundirla con su pariente más cercano, la pardela del Mediterráneo (Puffinus yelkouan), pero la pardela balear es mayor.