Los «inquers» se sentían ayer, como bien explicó su alcalde Pere Rotger, «impotentes» frente al mal tiempo que un año más volvió a deslucir su día más grande, el día de la feria del Dijous Bo. Pero quizá ayer se demostró más que nunca la grandeza de esta fiesta «inquera» y la estima y consideración que se tiene por ella en toda Mallorca. A pesar de la intermitente lluvia que cayó durante toda la jornada y a pesar de ser como siempre un día laborable, fueron miles los visitantes de toda la Isla que se acercaron hasta Inca y llenaron sus calles, especialmente al mediodía.
Más de 720 expositores y más de 6.000 metros de calles ocupadas por la feria fueron suficiente reclamo para todos los visitantes. El Dijous Bo demostró su gran variedad artesanal, ganadera, agrícola, industrial, tecnológica, comercial y gastronómica. Las principales autoridades también apoyaron ayer a la ciudad de Inca y fueron recibidas en el Ajuntament por el alcalde Pere Rotger. El presidente del Govern, Francesc Antich, el vicepresidente Pere Sampol, el presidente del Parlament, Maximilià Morales, la consellera Aina Salom, varios parlamentarios y consellers del CIM, y numerosos alcaldes de la comarca, encabezaron la comitiva que, bajo la lluvia y con la ayuda de paraguas, realizó el recorrido por las principales muestras de la feria.
Entre ellas destacó la VII muestra de Razas Autóctonas en la plaça del Bestiar, la muestra de la Asociación de Comerciantes en la plaça de la Llibertat, la exposición de vehículos en la calle General Luque y la exposición de maquinaria agrícola en la Gran Vía de Colom y en el polígono industrial. Tras este recorrido, las autoridades acudieron a la tradicional comida del Ajuntament en la que invita a diferentes personalidades políticas, sociales y culturales de la comarca. En esta comida ya no estuvieron presentes Francesc Antich ni Pere Sampol, pero sí lo hizo la delegada del Gobierno, Catalina Cirer.