El Maxim Gorkiy, buque insignia de la flota de cruceros rusa, visitó ayer el puerto de Palma con más de seiscientos turistas alemanes. Fletado en la actualidad por el turoperador Phoenix Reisen, se trata de un buque con especial carisma y proyección histórica al haber acogido a bordo la cumbre de Malta de 1989. Un panel gráfico recuerda en la lujosa veranda panorámica el encuentro entre Mijail Gorbachov y George Bush que selló la Guerra Fría.
Una época llena de esperanza bajo el signo de la paz que el paso del tiempo ha desvanecido ante el actual rumbo político internacional. Este transatlántico, diseñado para la tradicional línea del Atlántico Norte, inició su actividad en 1969 con el nombre de Hamburg para la compañía alemana Deutsche Atlantik. La crisis petrolífera de 1973 supuso el fin de aquella línea y su adquisición por la URSS. Una de las anécdotas de aquél encuentro la protagonizó George Bush, que se puso una corbata que llevaba un almirante y que tenía bordadas las banderas americana y soviética.
Resulta que el propietario de la prenda era Tumy Bestard, agente consular de EE UU en Mallorca, que a su vez se la había dejado al oficial. Antes de enarbolar la bandera roja fue contratado por la productora cinematográfica United Artists para protagonizar la película «El enigma se llama Juggernaut», que narraba la historia ficticia del paquebote «Britannic», asaltado por un comando terrorista. El buque apareció en portada de prensa años más tarde, debido a su espectacular colisión con un iceberg en el Océano Àrtico que amenazó su flotabilidad.
Con la proa hundida, el pasaje fue rescatado mediante helicópteros. La fortuna acompaño el salvamento y el barco fue conducido a Murmansk y Bremerhaven, donde recibió una costosa reparación. Con 24.981 toneladas de registro, el Maxim Gorkiy mide 194 metros de eslora por 26 de manga y 8 de calado. Medidas que permiten una notable espaciosidad en sus salones y restaurantes, entre los que destaca incluso un estudio de televisión.