Carmen es una niña invidente de nacimiento, que asiste a clase de primero de ESO con niños, digamos, normales, en un colegio de s'Arenal, donde estudia a través del braille, consiguiendo excelentes notas. Pero tienen un problema: le gustaría ser cantante y tocar un instrumento, piano, por ejemplo, pero si para lo primero le han dicho que todavía es joven, para lo segundo no encuentra profesor.
Ayer por la tarde nos reunimos con su madre y ella. «En la ONCE, donde está ella afiliada "dice la madre", me dicen que no pueden enseñarle solfeo. Entonces voy a una academia y pregunto. De entrada no te dicen nada, espero una semana, dos... insisto y entonces me dicen que no, que no tienen ningún profesor especializado en enseñar música a invidentes. Me fui entonces a la Conselleria de Benestar Social desde donde me remitieron al Conservatorio, donde la respuesta que me dieron fue poco más o menos como las anteriores: que no estamos preparados para dar clases a una niña ciega, contándome que en otras ocasiones han tenido niños con problemas, sin especificarme cuáles, y que ha sido bastante complicado.
Con todo, me dicen que haga una solicitud que ellos presentarán en el Consejo a ver qué se decide... Sinceramente, no entiendo nada. Porque si yo lo que estuviera pidiendo fuera una clase de tenis para mi hija, o que la enseñaran a jugar a fútbol... Pero no, pido que le enseñen música, algo que han aprendido muchos ciegos. Porque... ¿acaso no hay grandes músicos ciegos?».