"Diez años como jefe de prensa de Pujol y cuatro años después de dejar el cargo, escribe un libro un tanto ácido sobre el presidente de la Generalitat, ¿no es eso una traición?
"No, porque no es un ensayo político. Tampoco es un libro de denuncia o de investigación crítica. Es más, personas muy próximas a Pujol lo han leído y les ha gustado.
"¿Personas muy próximas? ¿Quiere decir que Pujol aún no
lo ha leído o que no lo va a leer?
"Se lo envié
dedicado, pero dudo que lo lea. Seguramente, no le gustaría. Lo
consideraría frívolo. Alguien de su confianza le hará un resumen,
una reseña, y le indicará los aspectos positivos y negativos.
"Aun así, cuando se encuentren, le hará algún
comentario.
"Sí, pero no pasará de ser un comentario
banal, indirecto, de segundas referencias, sin profundizar,
simplemente porque no lo habrá leído.
"El escenario de la obra son los viajes realizados por
Pujol.
"Sí, porque ofrecen anécdotas muy jugosas y el
libro se hace más atractivo para el lector. Aprovecho para
describir un poco los países visitados, como un libro de viajes,
pero antes de entrar en ello dedico 84 páginas a la figura del
protagonista.
"Es inevitable que me cuente alguna de las
anécdotas.
"Pujol es un gran comunicador y prueba de
ello es que hizo llorar a 200 empresarios japoneses apelando a
sentimientos patrióticos. Otro hecho más desagradable fue cuando,
en una cena con banqueros españoles en Madrid, hizo leer la carta
de postres a un camarero tartamudo. La situación era muy incómoda y
Pujol pudo solventarla eligiendo cualquier postre, pero el camarero
tuvo que leer la carta hasta el final. Lo peor fue que, después del
gran esfuerzo realizado por el camarero, se la hizo repetir. El
jefe de protocolo no pudo resistir más y salió de la sala.
"Eso es propio de una mala persona.
"Yo
creo que no es mala intención, es distracción, por llamarlo de
alguna manera. No se da cuenta de la incomodidad o de lo
inapropiado de ciertas situaciones. La verdad es que se crece ante
un auditorio y puede hacer reír o llorar, pero cuando baja del
escenario se encierra, se convierte en una persona tosca, huraña,
difícil. La consecuencia es una mala fama de grosero y
maleducado.
"Lo que usted llama distracción no puede servir de
excusa a una persona de la trayectoria y experiencia pública de
Pujol.
"Aunque parezca increíble, sí es distraído.
Antoni Basses le hizo una entrevista en un programa de TV3 dedicado
al centenario del Barça. Se hizo una pausa para cambiar la cinta de
una cámara y así se lo dijeron. Entonces dijo: «Ah, yo creía que
era una entrevista para Catalunya Ràdio». No se había percatado de
la presencia de cámaras y focos, o en ese momento no la relacionó
con la televisión. La anécdota fue comentada en TV3 durante
semanas, dando lugar a toda clase de chistes.
"¿Acabó harto de Pujol?
"No. Incluso le he
tomado cierto cariño. Diez años de convivencia son muchos. No puedo
negar que siento cierto respeto por la figura, por el mito. Es
irrepetible. Es una figura extraordinaria, aunque tal vez será
recordado con menos brillantez de la que él se cree.