Ana Obregón estuvo en la tarde de ayer en Llongueras. Llegó luciendo coletas "dos" y salió melena al viento, guapísima, junto con su amiga Marily Coll, con quien coincidió en el establecimiento del que es clienta. Ana llegó casi a las tres de la tarde. La acompañaba su hijo, Alejandro, muy formalito dicho sea de paso, y el escolta, un caribeño "al menos por su deje" que hace las funciones de chófer, que cuando nos fichó pidió moderación y que "por favor" no hiciéramos fotos al niño. ¡No faltaría más!
Como por lo visto, y a causa de las obras que hay en la calle, habían aparcado lejos, llamaron un taxi y fueron a por él, con el que llegaron al rato, aparcándolo sobre la acera, con tal mala suerte que llegó la policía y se obligó a que lo estacionara en otro lugar, como así hizo.
Ana Obregón, que permaneció una hora en Llongueras, nos comentó a la salida, tras ser preguntada si se había puesto guapa para asistir a la fiesta de Cristina Macaya, que «en verano, y de vacaciones, no suelo asistir a ninguna fiesta». Realmente, nos dio la impresión de que pasaba de ir. Le preguntamos también si iba a Marbella, invitada por Julio Iglesias, coincidiendo el viaje con la corrida en que toreará Finito, y sonrió.