Los trabajadores de la empresa funeraria municipal de Palma llevan vertiendo residuos no orgánicos procedentes de la limpieza de tumbas en Bon Sosec desde hace dos años. Así lo aseguró ayer Eduardo Ortiz, portavoz del sindicato UGT a los medios de comunicación en un encuentro dónde también estaban presentes los enterradores de la empresa municipal y los responsables de la reducción de estos residuos a serrín.
El presidente de la funeraria municipal, Joan Bauzà, afirmó días atrás que estos vertidos tan sólo se habían producido «sólo durante dos días» puesto que el horno destinado a la destrucción de estos residuos «se había roto». A lo que los trabajadores de la empresa funeraria afirmaron que nunca ha existido un horno específico para la destrucción de materiales no orgánicos procedentes de las exhumaciones de tumbas y que sólo se ha quemado un 1% de este material en los últimos dos años «siempre en hornos destinados a la incineración de cadáveres».
La funeraria destruye por norma el material no orgánico que ha estado en contacto con los cadáveres en descomposición en un proceso que produce mucho polvo que está en contacto directo con los trabajadores, que aseguraron que «las medidas higiénicas no son las correctas» y que el comité de seguridad e higiene de la empresa todavía no ha realizado ninguna reunión de trabajo y no cuenta con estatutos para su funcionamiento.
Después de la publicación del informe de inspección de trabajo realizado el pasado seis de junio donde los técnicos señalaban estos riesgos, Joan Bauzà afirmó que «las condiciones higiénicas de trabajo de la Empresa Funeraria Municipal eran modélicas». Los trabajadores que realizan esta tarea aseguraron ayer que «esto no es cierto» y que las condiciones no son en ningún caso las adecuadas para garantizar el trabajo «sin riesgos para nuestra salud».