El festival Isladencanta convocó el sábado a más de 6.000 personas ávidas de dejarse atrapar por los sonidos más innovadores del momento. También hubo momentos para revivir la gloria del «Manchester sound» de la mano de los venerados The Charlatans, quienes protagonizaron el concierto estrella de la noche.
El grupo liderado por Tim Burguess salió a escena dispuesto a ofrecer buenos momentos de pop-rock. La banda, integrada por Toni Rogers a los teclados, Martin Blunt al bajo, John Brookes a la batería y Marc Collins a la guitarra, fue desgranando poco a poco los temas que les han acercado al mito. Los fans no quedaron decepcionados, ya que sonaron temas de su primer trabajo «Some friendly», así como de trabajos posteriores, incluyendo «Us and only» y «Wonderland».
El grupo empezó con «Forever» y poco a poco se dejó seducir por canciones donde la melodía prevalecía sobre el ritmo. Sonaron con efectividad gemas como «Impossible», la celebrada «The only want I Know» (¿Quién no recuerda haberla bailado en el ya lejano 1989?), «You are so pretty», «North boy», «one to another» y un largo etc. Burgess cantó con sentimiento y convicción, mientras Rogers aporreba el órgano con más fuerza que nunca. El recital fue breve, y tal vez los allí congregados esperaban media hora más. El grupo se despidió con un largísimo sólo de teclado y guitarras que creó una atmósfera satisfactoria. El grupo tocó en el escenario grande, el mismo que acogió previsiblemente ayer a los idolatrados Oasis.
Mientras, los esperados Libertines emulaban a The Strokes. No obstante, uno de los conciertos que más convenció fue el de Lemmon Jelly. El grupo de Nick Franglen y Fred Deakin consiguió agitar su coctelera de sonidos electrónicos con temas de su disco «Lemonjelly.ky». La combinación mágica de «loops» y guitarra acústica dió al recital un toque mágico, en el que hasta se escucharon a unos viejos «gnomos». Unas impactantes proyecciones se encargaron de redondear el concierto, que dejó buen sabor de boca. Otra cosa muy distinta fue la actuación de Tugores, empañada por el sonido de las carpas cercanas.