La numerosa afluencia de argentinos en nuestra Isla está provocando la adquisición por parte de la sociedad mallorquina de algunas de sus costumbres. Es el caso del tango. Son muchos los mallorquines que, atraídos por la sensualidad y belleza de este baile, deciden tomar clases a cargo de maestros ilustres argentinos, como son Alicia Negrete y Edgardo Castells. Esta pareja destaca el amor, el erotismo y la pasión como actitudes básicas para ser un buen tanguero. El tango nació en 1860 cuando los criollos de Buenos Aires y Montevideo empezaron a imitar las danzas propias de la raza africana. En un principio, el tango se representaba en los prostíbulos y se componía tan sólo de música y baile; no había letra.
Pero, con el paso de los años, fue evolucionando. La figura de Julio de Caro fue decisiva en esta evolución, ya que fue quien innovó en los movimientos propiciando una mayor agilidad y un mayor acercamiento de los cuerpos. En la actualidad, hay cuatro tipos de tango. El canyengue, que es el más antiguo de todos. Lo bailaba la guardia vieja y gracias a él aparecen poetas como Gardel. Se baila con las caras muy juntas y levantando los talones del suelo. A su vez, el tango de salón es el más frecuente. Apareció en los años 40, y sus movimientos son muy pausados. Después surgió el tango fantasía, que presenta un sinfín de figuras, es más lento y es propio de los profesionales y maestros. Por último, el tango espectáculo es el nivel más alto de este baile.
Sus formas son muy coreográficas y muy cerradas, y sólo los artistas profesionales suelen representarlo. Hasta los años 80, nadie aprendía con maestros, todo el mundo era autodidacta. Pero pronto el tango se fue profesionalizando y fue necesaria la figura del profesor como guía. Ahora, en Buenos Aires, el tango es una asignatura más en los colegios. Para el maestro Edgardo Castells, «hay que adaptar las formas a cada persona. Nadie baila igual, cada uno le pone sus sentimientos». No es un baile estructurado y técnico, sino que las emociones de cada persona se reflejan en él. Todas las figuras rítmicas tienen su significado emocional.
Es el caso de la «media sentada», con la que la mujer se afirma contra el hombre; la «quebrada», una figura muy erótica y sensual con la que se quiebran los dos cuerpos o la «sacada», con la que el hombre echa a la mujer de su vida. La profesora Alicia Negrete reconoce que el tango es un baile muy machista, «siempre es el hombre el que dirige y la mujer la que tiene que seducir». El propósito de los bailarines actuales es que se convierta en una forma musical de integración absoluta de la pareja, para que ninguno mande sobre el otro. Además, discierne entre el tango europeo y el argentino. El primero es más limitado y duro, mientras que el de Buenos Aires se reconoce por la sensualidad y el sentimentalismo de sus formas.