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Ana Botella: «Nos hemos enamorado de Menorca»

Ana Botella explica a Ultima Hora sus impresiones sobre la isla antes de concluir las vacaciones el próximo miércoles

La conversación tuvo lugar en los jardines de la finca Morell, en un entorno donde domina la naturaleza.

Ana Botella, muy bronceada, sale de las cases de Morell, y tras ella los dos perros cocker que han traido desde La Moncloa a Menorca para estas primeras vacaciones en la isla. El presidente del Gobierno no se encuentra, está jugando a paddle. Los servicios de seguridad, que vigilan durante las veinticuatro horas del día la residencia de los Aznar situada entre Maó y Fornells, se han acostumbrado al intenso sol y la sequedad de las tanques de rostoll en el predio de los Victory de Sintas.

Pero el jardín de Morell es un oasis de silencio, con una brisa que invita a la conversación a la sombra de los árboles centenarios. En el horizonte se pespuntean acebuches y lentiscos. Ana Botella, con el vestido blanco que acentúa la calidez de su bronceado, nos invita a charlar sin prisas.

-¿Qué esperaban encontrar en Menorca?
-Conocíamos esta isla, porque la habíamos visitado en anteriores ocasiones, siempre por motivos de trabajo: conferencias, actos políticos, pero nunca habíamos veraneado aquí. Lo decidimos en junio y hemos hallado aquello que queríamos, o sea, un lugar perfecto para el descanso, para el sosiego y la intimidad. Hemos pasado unos días maravillosos, en familia, siempre en contacto con la naturaleza menorquina. Nos hemos enamorado de Menorca.

-¿Lo que más le ha sorprendido?
-La luz, los cambios que experimenta durante el día; el mar, que nunca cansa. Hemos disfrutado mucho, porque casi cada día hemos salido a navegar, para lo que hemos tenido la suerte de encontrar muy buen tiempo, con unas días espléndidos.

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