La noticia del enlace matrimonial de Maria Salleras, ex delegada de Cáritas, y de Biel Pérez, párroco de Galilea hasta hace poco y ex delegado de Acción Social, celebrado el 2 de agosto, fue recibida con dolor y cierto estupor en medios eclesiásticos. Pero para el capellán secularizado Pere Barceló, que hace treinta años tomó la decisión de casarse con Catalina Piña, no hay razón para el escándalo.
"¿Por qué cree que este tipo de decisiones personales
son condenadas?
"Que este tipo de determinación provoque un escándalo sólo se
entiende desde los prejuicios en los que muchas personas están
educadas. Por otra parte, es posible que haya gente que, dentro de
esta mentalidad, se sienta un poco estafada, en el sentido de que
él estuvo celebrando misa casi hasta una semana antes de la boda.
Pero también es una forma de entender el futuro del sacerdocio, si
uno defiende que un casado puede ser cura y que un cura puede estar
casado es consecuente que decida ejercer mientras se le deje.
"En estos casos, ¿se deben apagar los sentimientos en
favor de un compromiso anterior?
"Creo que si uno realmente decide que la ley del amor está por
encima de todo lo demás, renunciará sin duda a las normas, que es
lo que es el celibato, una norma, no un dogma, que un día fue
establecida por el hombre y que aún se mantiene, pero que podría
dejar de ser vigente cualquier día, como ha ocurrido con otras
muchas reglas.
"Está claro, lo importante es ser sincero con uno
mismo.
"Ante todo, y en este caso me parece que Maria y Biel han sido muy
coherentes y honrados consigo mismos. Ellos han sopesado su
enamoramiento y han decidido no ponerle barreras y no vivir una
doble vida y, a pesar de lo que les va a suponer, cortar con su
vida hasta ahora y con su papel dentro de la diócesis.
"Y el precio incluye renunciar a seguir trabajando para
la Iglesia.
"Yo creo que seguirán vinculados a la Iglesia. De hecho, ahora
mismo Maria ha dejado la dirección de Cáritas, pero sigue en su
sección de la Part Forana, y Biel seguirá con Deixalles. No es
necesario perderles profesionalmente ni marginarles, ahora, si
quieren hacerlo, como fue mi caso, pues se estará perdiendo a
personas muy válidas.
"Usted defiende la abolición del celibato desde hace
décadas.
"Exacto, defiendo que su derogación sería una forma, no la única,
de luchar contra la falta de vocaciones y de iniciar la reforma
profunda que la Iglesia necesita. Pero pienso que veremos antes, no
sé cuándo, la ordenación como sacerdote de un hombre casado que a
un sacerdote casarse, aunque una vez dado el primer paso el otro
será lógico e inevitable.
"Cada vez conocemos más casos como el de Biel. ¿A qué
espera la Iglesia para reaccionar?
"Y tanto que hay más casos, sólo en España hay 5.000 personas en
esta situación, que han dejado el ministerio, y 95.000 en todo el
mundo, lo que me parece una cifra muy respetable. Pero la Iglesia
es muy conservadora, y la de Mallorca es como la de cualquier otro
lugar, no hay agallas suficientes para decidir seguir por otro
camino, los obispos no se atreven. La Iglesia es una pirámide y los
de abajo obedecen a los de arriba.
"¿Entiende la reacción del obispo Milingo, que ha
decidido renunciar a su esposa y ha confirmado su regreso a la
Iglesia?
"No lo entiendo, después del follón que se ha montado. Entiendo que
la gente debe ser consecuente con sus actos, pero supongo que le
han pesado demasiado las presiones. Pero no siempre es así, conocí
a otro obispo argentino que también se casó y al cual presionaron
muchísimo, pero él mantuvo el tipo y estuvo casado hasta el año
pasado, que murió.
"También el ex nuncio de Su Santidad en España, Lajos
Kada, acaba de colgar los hábitos, al parecer por una
mujer.
"De éste no tenía ni idea, pero es interesante, cada caso sirve
para avanzar un poco más.