«En Bahía Cochinos, Kennedy abandonó a los invasores»
Jorge Fernández, exiliado cubano, residente en Mallorca desde hace muchos años, fue también piloto de Cubana y amigo "y lo sigue siendo" del comandante Eduardo Ferrer, testigo directo de la frustrada invasión de Cuba por parte de los cubanos exiliados por Bahía de Cochinos, además de nieto de mallorquines, como les conté ayer. Aquel 17 de abril de 1961, Jorge estaba en Madrid, adonde había llegado copilotando un Bristol Britania BB 318, de Cubana, «aunque aquello se veía venir», refiriéndose a la invasión, a la que también califica de chapuza en cuanto a su realización, en la que la Administración Kennedy dejó tirados en la playa a los cubanos invasores, «pues ni siquiera los barcos preparados para entrar en combate lejos de la playa apoyaron a aquéllos». Cinco años después de aquel suceso, Jorge fue conducido al campo de concentración La Reforma, en Camagüey, donde permaneció durante 13 meses. «Me acusaron de no haberme integrado en la Revolución. Pretendían que allí cambiara, cosa que no fue así». Al no tener ningún hijo varón menor de 27 años, las leyes permitían que podía salir de Cuba con su familia, cosa que hizo, recalando en Miami. «Contribuyó a mi salida el que tenía dos coches que un comisario se quedó». Poco después, de Miami se vino a vivir a Palma, trabajando en Air Spain y Transeuropa. Jorge y Eduardo Ferrer eran amigos antes del 17 de abril del 61. «Amigos y compañeros de trabajo, pues estábamos en la misma compañía». Se reencontraron en Miami, y desde entonces se ven a menudo, como hace unos días, cuando visitó Mallorca, reencontrándose con sus familiares, visitando la zona de Son Rapinya en la que su padre construyó el Telar Toledo y, naturalmente, la silla del general Maceo.
El 'davallament' de Sant Joan, una labor de todos
Antonio Bonet Gayá, a quien conozco desde mis tiempos de maestro, me llama para decirme que no sólo él ha tenido que ver en el davallament de Sant Joan, «sino que ha participado muchísima gente, posiblemente más importante que yo, pues se trata de una función que venimos escenificando desde hace diez años, gracias al esfuerzo de todo un colectivo de más de cien personas, denominado 'Els amics del Davallament'. Sigue diciendo Antonio que el davallament es una obra de todos. «Es del pueblo para el pueblo, ¿sabes?, como Fuenteovejuna, todos a una. Y eso lo tenemos todos muy claro». Señala, por último, que el davallament de este año ha sido un éxito «gracias a la labor de todos, destacando a Joan Florit, Jesucrist, Tonina Matas, la Verge, Miquel Riutort y Tomeu Mas, responsable del sonido, Miquel Jaume y Marc Vidal, en efectos especiales, Guillem Company, en jove directory centurió, y Pep Mas como coordinador general.