La mayoría de los partidos y asociaciones integrantes de la Plataforma Unitària, organizadores de la Diada per Mallorca, condena los altercados del 30 de diciembre en el transcurso de la ofrenda floral ante la estatua del Rei Jaume I, con motivo de la Festa de l'Estendard. Se apunta que los incidentes pudieron haber sido provocados por varios redskins (escindidos de Maulets) lo que ha creado confusión sobre lo ocurrido y la indignación de la organizaciones independentistas convocantes, que desmienten cualquier relación con los altercados, según ha explicado uno de sus integrantes, Sebastià Jordà.
El Lobby per la Independència sostiene que la actuación es un sabotaje españolista contra la ofrenda floral, apuntando que, «pitar la presencia de la bandera española, símbolo de la opresión colonial que padece esta tierra, es una cosa totalmente legítima en una sociedad democrática», si bien añade que otra cosa es la agresión «a los representantes democráticos surgidos de las urnas por voluntad popular».
Neus Santaner, presidenta del STEI-Intersindical de les Illes, explicó que «como convocantes de los actos de la Diada lamentamos lo ocurrido, aunque una cosa es la manifestación y otra la ofrenda floral. No estamos de acuerdo con los altercados porque uno de los principios básicos que defendemos es el diálogo». El Àrea de Joventut d'Esquerra Unida tampoco está de acuerdo con lo ocurrido en la Plaça d'Espanya, tal y como explica Alberto Lobo, «nos desmarcamos completamente de los actos ocurridos al concluir la manifestación de la diada. Una vez despedida la manifestación en la Plaça de l'Olivar, los que acudieron a la ofrenda floral lo hicieron a título personal y no convocados por la Plataforma Unitària».
Marcos Vives, integrante del Sindicat de Treballadors de les Illes Balears, también se muestra crítico con los acontecimientos. «No nos responsabilizamos de lo ocurrido tras la manifestación en la ofrenda floral», apunta. El historiador Pau Cateura, encargado de realizar el pregón, fue uno de los agredidos por los objetos lanzados contra las autoridades. Cateura opina que «en democracia se tiene que aceptar que haya gente que disienta, lo que ya no es lógico es que se pase a la agresión».