«No és un adéu per sempre, sols l'adéu per un instant» fue una de las canciones que se pudieron oír durante la clausura del Sant Jordi 2000 y que se corearon con más sentimiento por parte de las dos mil almas que estaban reunidas en La Porciúncula, almas que iban de los seis hasta los dieciocho. Y es que tres días dan para conocer a muchas personas y a interelacionarse mucho.
Los responsables de ese primer campo de escoltas que se ha celebrado en las Balears no pueden negar su satisfacción por lo bien que han transcurrido los tres días en el convento de la Platja de Palma. Alguno ya ha hablado de volver a hacer un encuentro de esas características dentro de unos años, encuentro que no tendría carácter periódico.
Los organizadores del encuentro (Xavier Torrens era el comisario) habían previsto muchas actividades de cara a poder trabajar para un mundo mejor en el futuro. Ayer, un «ejército» de ferrerets, daines, llops, caravelles, rangers y pioners, entre otros grados 'scout' salieron a pregonar por la primera línea de la Platja de Palma su mensaje, aquel que dice que «debemos dejar un mundo mejor al que nosotros encontramos». Armados con gotas de cartón que repartían a los curiosos, hicieron llegar a muchos que el agua es un bien escaso y que no se puede malgastar. Aquel que quiso pudo escribir en las gotas las propuestas para que el ahorro de agua sea efectivo. Después se fueron tendiendo en hileras delante de los hoteles Riu siendo una manifestación bien vistosa.