GESA iniciará el próximo jueves las obras de desmantelamiento de la fábrica de gas-ciudad, incluidos los gasómetros, de Son Molines, con el objetivo de «mejorar el entorno ambiental de una zona en la que el crecimiento vegetativo de Palma acercó los edificios a nuestras instalaciones», según explicó un portavoz de la compañía mallorquina. La decisión de GESA alterará de forma sustancial el impacto paisajístico del Polígono de Llevant, delante del Instituto Antoni Maura, ya que la iniciativa supone la eliminación de dos gigantescos depósitos 35 años después de su inauguración, registrada en 1965.
«Hemos atendido lo que es, en estos momentos, una demanda social, y en el lugar solamente dejaremos los edificios necesarios para que nuestro personal pueda ejercer la actividad de distribución», explicó el portavoz.
La desaparición de la fábrica de gas de Son Molines ha venido propiciada por la culminación, en septiembre del pasado año, del proceso de cambio de gas (de ciudad a propano). A partir de esa auténtica revolución en el suministro energético de la Isla, quedó abierta la posibilidad del gas natural. Los hogares de la capital balear son abastecidos, desde entonces, por la potente red de gasoductos que han eliminado el ya arcaico sistema de fabricación de gas, como hace más de diez años lo hicieron ciudadanos de España y toda Europa.
Miles de metros de tuberías subterráneas fueron instalados para permitir la renovación total de las acometidas. Por esa razón, Son Molines tenía desde bastante meses, sus días contados.