Miralles entró en el seminario a los 13 años, tras dejar el colegio de La Salle, y reconoce que aquella experiencia fue más bien positiva.
Para Miralles es más meritorio ser hoy seminarista que en sus tiempos, «cuando muchos entraban para hacer una carrera o para aprender; en cambio, hoy, quien no tiene vocación, por muchos estudios que pueda realizar allí, incluso siendo más baratos que en otra parte, no entra».
Cecili Buele, en cambio, no sólo fue seminarista "13 años" sino que cantó misa, fue misionero en Burundi y en Perú, colgó la sotana "aunque no pidió la secularización, por tanto sigue siendo cura", se casó, enviudó, se volvió a casar y desde hace unos años está en la política viento en popa a toda vela con la vista puesta "según dice él" en un asiento en el galliné del Senado.