Recientemente se hizo público en Balears un informe que alertaba de la precaria situación en que se encontraba el colectivo de personas mayores de las Islas, que padecía graves deficiencias en cuanto a economía, apoyo social y cultura. Todos nos preguntamos entonces cómo era posible que la comunidad autónoma más rica de España "acaba de publicarse que nuestro PIB supera con creces la media europea" tolerara una situación así.
Hoy nos encontramos con otro dato, hecho público por el director de la Obra Social i Cultural de Sa Nostra, igual de sorprendente y vergonzoso: entre el 16 y el 20 por ciento de los jóvenes que viven en nuestro Archipiélago se encuentra en situación de riesgo social. Es decir, están a un paso de convertirse en drogadictos, inadaptados, delincuentes o marginados. Nada menos que entre el 16 y el 20 por ciento, o sea, casi uno de cada cinco niños y jóvenes de nuestra Comunitat. Un dato escalofriante, sin duda.
Tendríamos que preguntarnos una vez más cómo es posible que esta rica y cómoda sociedad en la que vivimos puede permitir que sus niños y jóvenes escapen al bienestar para caer en la marginación. Las causas las apunta el informe de Sa Nostra: escasos recursos económicos familiares, malos tratos físicos o emocionales, abusos de los padres, falta de atención o afecto, problemas de desestructuración familiar o explotación laboral.
Todas ellas controlables y evitables desde las instituciones públicas. Lo que ocurre es que, muchas veces, las sociedades que presumen de su riqueza corren el riesgo de olvidar a los que se han quedado en la cuneta. No dejemos que eso nos ocurra a nosotros y seamos desde ahora mismo un ejemplo a seguir en la prevención y erradicación de la marginación.