Por cuarta vez en los últimos años, el vertedero de Son Reus acoge los desechos de obras. La presidenta de la Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillados, María Crespo, confirmó ayer que los transportistas de escombros podrán emplear esas instalaciones, «pero de forma transitoria», matizó, hasta que las entidades públicas lleguen a un acuerdo para asignar a ese sector unos terrenos definitivos.
El pasado mes de agosto, el Govern, a través de la Conselleria de Medi Ambient y EMAYA, mantuvieron diversas reuniones para decidir la conveniencia de reabrir, de manera temporal, el vertedero de Son Reus para el depósito de los escombros procedentes de obras.
Crespo explicó, entonces, las dificultades que esta petición planteaba, en primer lugar, por el poco espacio disponible en Son Reus para este tipo de desechos.
«No se trata de un capricho, es que hay un problema de espacio real», afirmó Crespo. Son Reus ha sido abierto en tres ocasiones en los últimos años y EMAYA no era partidaria de volver a emplear las instalaciones.
Otra opción propuesta por EMAYA es que el Govern recurra al propietario de una cantera, ubicada en Palma, que ya ha expresado su interés por alquilar la explotación. Mientras las instituciones se pasan la patata caliente unas a otras, los transportistas no cejan en su empeño de hallar un espacio definitivo para proceder a arrojar los vertidos de obras, según confirmó el presidente de la patronal, Joan Sastre. Diversos grupos políticos del Ajuntament de Palma ya han denunciado la existencia de varios vertederos ilegales en la cantera de Can Ramis de s´ Aranjassa (dentro del término municipal de Llucmajor) y en las tres de Can Duran, en ses Cadenes (Palma), cuyo mal olor y humo provoca molestias al vecindario y pueden causar problemas de salud.
Criticaron que en todas ellas se han tirado todo tipo de residuos, plásticos, maderas, etc, y no sólo escombros. Los transportistas deploraron la decisión de los vecinos de Son Ferriol "último enclave propuesto por la patronal" de prohibirles arrojar los escombros en la zona. «En ese lugar iba a funcionar una planta de transferencia, no un vertedero», dijo Sastre.