El encuentro fue tan simpático como casual. Treinta y seis años después del rodaje de «El Verdugo» con Mallorca como escenario, el mallorquín que encarnó el personaje de guardia civil en la célebre escena rodada en las cuevas de Porto Cristo se topó de frente con el mismísimo José Luis Berlanga en una zona de espera de Barajas. Juan Ferrer dudó al principio, pero se acercó a él para disipar sus dudas. Era él, el mejor cineasta español, el que le dirigió en 1963 durante las dos noches que duró el rodaje en las cuevas del Drach.
«Me sorprendió su enorme memoria porque yo le pregunté si él era Berlanga y cuando me dijo que sí, yo le dije con orgullo que él me había dirigido en 'El Verdugo', a lo que me contestó: 'Usted era el guardia civil'».
No quise dejar pasar la oportunidad de volver a hablar con él y Berlanga estuvo de acuerdo en que los dos recordáramos juntos aquel trabajo mientras tomábamos un refresco en la misma barra del bar del aeropuerto. Se acordaba al pie de la letra de la única frase que figuraba para mí, como guardia civil, en el guión: 'Se ruega a don José Luis Rodríguez, si se encuentra entre los presentes, baje al embarcadero'. Así que la repetimos juntos y luego brindamos».
En abril de 1963, Juan Ferrer formaba parte de una compañía de teatro de las muchas que existían en Mallorca, Raixa, y representaba una obra en esos momentos, «El misteri de la sala d'estar». Por entonces llegó Berlanga a la Isla porque estaba rodando «El Verdugo», una de sus mejores películas, y buscaba extras para el rodaje de la parte del guión en la que el protagonista, Nino Manfredi, llega a Mallorca y le tienen que localizar porque tiene que matar a un reo. A Juan Ferrer le propusieron hacer de extra y no se lo pensó dos veces, recibió el guión y al cabo de dos días le llamaron para rodar en Porto Cristo. Tenía que hacer de guardia civil.