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Sant Sebastià comienza con un pregón deportivo y glosado

Los doce deportistas utilizaron la glosa en el pregón de las fiestas. Minutos antes, la Plaça de Cort se llenó de color. Foto: JULIÁN AGUIRRE.

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Fue mejor que el año pasado. Por lo menos respecto a la animación y a la original idea de realizar un pregón colectivo. Alegría, distracción, juegos y una referencia especial a la Universiada fueron algunas de las constantes utilizadas por el deportista Martí Mora en el comienzo de un festivo pregón que completaron once populares deportistas de Palma.

Más de 500 personas se dieron cita ayer en la Plaça de Cort para celebrar el comienzo de las fiestas de Sant Sebastià, un inicio especial en el que no faltaron la tradicional suelta de una paloma por parte de Joan Fageda, alcalde de Palma; los bailes de xeremiers y un especial pregón en el que cada deportista leyó una glosa (muchas de ellas escritas por Santiago Coll), textos que recogieron el carácter festivo de Sant Sebastià, el deporte en el que cada uno es especialista y una emotiva llamada a la Universiada.

«Los que os hablan son personas del deporte y, por lo tanto, gente obediente. Y como el alcalde nos lo pide, quisiéramos que nuestro grito llegase a todos, casa por casa, a todas las barriadas de nuestra querida ciudad». Así comenzó Martí Mora el pregón.

Un vistoso toro de fuego, el baile de los Gegants de Cort y la ausencia del deportista Guillem Timoner completaron el inicio de unas fiestas que se prolongarán durante casi un mes.

Actos oficiales a mansalva
La tripulación espacial sólo habrá permanecido un día en la Isla, pero fue suficiente para asistir a diversos actos oficiales: la recepción en la sede del Govern, adonde volvieron para cenar; eL acto en el Pueblo Español; la recepción en el Ajuntament de Valldemossa, en donde comieron coca de verdura y otros productos autóctonos, y, por último, en el Hotel La Residencia, los miembros de la Mesa del Parlament, con el president Huguet a la cabeza, les dieron la protocolaria bienvenida, les ofrecieron un lujoso almuerzo y les llevaron el libro de honor para que lo firmaran, siendo ésta la primera vez que salía de la sede parlamentaria.

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