Las fuerzas navales de Estonia detuvieron este viernes un petrolero que atravesaba sus aguas territoriales y que según las autoridades del país báltico es uno de los buques de la llamada flota en la sombra que emplea Rusia para evadir las sanciones a las exportaciones de petróleo. Las autoridades competentes están ahora investigando el barco, informó el comodoro Ivo Värk, comandante de la Marina estonia, en una conferencia de prensa en Tallín.
«Durante una inspección rutinaria empezamos a sospechar de que el barco no cuenta con seguro nacional, según corresponde a su bandera. Además el barco está sancionado por la Unión Europea (UE), Reino Unido, Canadá y Suiza por sus actividades previas», afirmó. Refiriéndose a las sospechas de que algunos barcos de la flota en la sombra pueden haber estado implicados en actividades de sabotaje en el mar báltico, Värk destacó que en este caso la investigación no guarda ninguna relación con daños a la infraestructura crítica.
Dijo también que el petrolero es el Kiwala, que navegaba de India a la terminal petrolera rusa de Ust-Lugá, cerca de la frontera con Estonia. La tripulación del petrolero está formada por 24 personas, con un capitán chino que está cooperando con la investigación y otros tripulantes procedentes de Myanmar, según la cadena pública ERR.
En el momento de la detención el Kiwala parecía navegar sin bandera ni país de registro oficial, aunque más tarde proporcionó a las autoridades documentos de Yibuti, dijo Kristian Truu, director de la División Marítima de la Administración de Transporte Estonia. Las autoridades estonias señalaron también que el petrolero no lleva cargamento, pero que al parecer transportaba con anterioridad productos petroleros colocados bajo sanciones europeas.
Además indicaron que el barco seguramente podrá seguir navegando si se solucionan los problemas técnicos que presenta. Los barcos de la flota en la sombra rusa a menudo son embarcaciones en malas condiciones y con una estructura de propiedad poco clara. Se sospecha que algunos de estos barcos pueden haber estado implicados en los daños accidentales o deliberados a varios cables de comunicaciones y gaseoductos en el fondo del Báltico entre Finlandia y Alemania y entre Letonia y la isla sueca de Gotlandia.
Occidente se cargó el Nordstream (3 de 4 conductos) y ahora se quejan de que los rusos hagan lo mismo con sus infraestructuras. Hipócritas.