Varias organizaciones no gubernamentales han alertado este martes de que Sudán sufre «una crisis de hambre de proporciones históricas» tras casi un año y medio de guerra entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y han lamentado el «atronador silencio» por parte de la comunidad internacional.
«No podemos ser más claros. Sudán sufre una crisis de hambre de proporciones históricas», han dicho el Consejo Noruego para los Refugiados, el Consejo Danés para los Refugiados y el Mercy Corps en un comunicado conjunto, en el que han hecho un llamamiento «urgente» a la comunidad internacional para que «haga frente a la inmensa crisis de hambre en el país».
«El silencio es atronador. La gente muere de hambre, cada día, y a pesar de ello el foco siguen siendo debates semánticos y definiciones legales», han manifestado, al tiempo que han lamentado que «todas las oportunidades para evitar la peor situación han sido desaprovechadas y ahora el pueblo de Sudán hace frente a una crisis sin precedentes en las últimas décadas». Así, han sostenido que en un momento en el que «el pico de la temporada de escasez se acerca, la muerte generalizada y el sufrimiento avanzan en todo el país». «Hay niños muriendo de hambre», han denunciado, antes de recordar que más de 25 millones de personas, lo que supone más de la mitad de la población, sufren inseguridad alimentaria aguda.
«Muchas familias se han visto obligadas durante meses a comer sólo una vez al día y a alimentarse de hojas o insectos. El pueblo de Sudán ha demostrado una inmensa resistencia y fortaleza durante los últimos 17 meses: ahora no tiene a dónde ir», han reiterado estas organizaciones. En este sentido, han subrayado que «la atención y la acción internacional ha sido escasa y tardía» y han apuntado que el Plan de Respuesta Humanitaria para 2024 está financiado únicamente al 41 por ciento, «con gran parte de la financiación llegando demasiado tarde como para evitar muertes evitables por hambre».
«Debe aplicarse presión para garantizar que la ayuda humanitaria fluye y llega a los que, de lo contrario, pagarán con sus vidas», han puntualizado, al tiempo que han dicho que los equipos de estas ONG en el país «han hablado de las enormes pérdidas de vidas derivadas de la violencia extrema que sacude el país y ahora comunican que la hambruna probablemente eclipsará ese balance de víctimas».
«El conflicto ha impactado de forma significativa sobre la producción de alimentos, destruyendo los sectores agrícola y ganadero», han lamentado estas ONG, que han agregado que su personal «presencia además el uso a gran escala de la comida como un arma en áreas controladas por ambas partes en conflicto». De esta forma, han detallado que «alrededor de 1,78 millones de personas no tuvieron acceso en junio a ayuda humanitaria crítica a causa de limitaciones logísticas, negativas arbitrarias y obstáculos burocráticos», mientras que «incluso cuando la ayuda llega, es un suministro tan escaso que las magras raciones individuales son divididas entre grupos de personas».
«En algunos lugares, familias de diez personas han recibido dos kilos de mijo para un mes entero, lo que no alcanza ni para tres días. Esa es la situación de muchas personas en las zonas 'afortunadas' a las que llega alguna ayuda», han sostenido. Por ello, han recalcado que «es imposible expresar con palabras el nivel de sufrimiento soportado por el pueblo sudanés durante los últimos meses» y han destacado que «su aguante y resiliencia será en vano si se sigue mirando para otro lado».
«La indiferencia debe terminar», han apostillado. Sudán se encuentra sumido en una guerra civil a raíz de las hostilidades que estallaron en abril de 2023 en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.