El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó este viernes de «aún poco realistas» las demandas planteadas anoche por Hamás para una tregua y anunció el envío de una delegación a Catar para reanudar las negociaciones, además de dar su visto bueno a un plan del ejército, no hecho público, para invadir Rafah. «Las demandas de Hamás aún son poco realistas», dijo la Oficina del primer ministro en un comunicado oficial, en el que anunció que mandará una delegación a Doha, después de que Netanyahu se reuniera esta mañana con el gabinete de guerra en la base militar de Kirya, en Tel Aviv.
Además, el comunicado dice que el primer ministro Benjamín Netanyahu «aprobó los planes de acción en Rafah» y que el Ejército israelí «se está preparando para la parte operativa y para la evacuación de la población».
La negativa de Netanyahu se produce después de que ayer, cerca de la medianoche, Hamás le hiciera llegar a la contraparte israelí una última propuesta con pequeñas modificaciones en el número de presos y el modo en que los rehenes israelíes serían liberados, pero en la que mantiene su demanda inicial de poner fin permanente a la guerra en Gaza. Según detallaron a EFE fuentes conocedoras del borrador desde El Cairo, en la primera fase del acuerdo serían liberadas todas «las mujeres, niños, enfermos y ancianos» israelíes secuestrados a cambio de entre 700 y 1.000 prisioneros palestinos, detallaron estas fuentes bajo anonimato.
Además, en esta primera fase -sin que se dieran detalles de su duración- también serían puestas en libertad todas «las mujeres soldado» cautivas a cambio de unos 100 presos palestinos condenados «a cadena perpetua» por Israel. Y solo al final de esta primera etapa, según la propuesta, se establecería una fecha para un alto al fuego permanente y «la retirada» completa de las tropas israelíes de la Franja de Gaza. Finalmente, la puesta en libertad de «todos los presos de ambas partes», como Hamás suele referirse también a los rehenes israelíes, se producirá durante la «segunda fase del plan».
Respecto a la ofensiva terrestre en Rafah, a finales de febrero el Ejército israelí ya aseguró tener un plan para llevarla a cabo sin, dijeron, poner en peligro a los civiles. El visto bueno hoy de Netanyahu es un simple trámite, pero todavía se desconoce cómo las tropas prevén evacuar o proteger a 1,4 millones de gazatíes. En un comunicado difundido por su Oficina, el presidente palestino, Mahmud Abás, advirtió que la toma de Rafah solo provocará «una nueva masacre y un mayor desplazamiento del pueblo palestino en Gaza», y reiteró la necesidad de «un cese inmediato» de la guerra.
«La Presidencia subrayó la urgencia de una rápida intervención tanto de la administración estadounidense como de la comunidad internacional para evitar este ataque militar» en Rafah, detalló hoy la agencia palestina Wafa. Mientras el gabinete de guerra se reunió esta mañana en Tel Aviv, cientos de israelíes protestaron junto a familiares de los 134 cautivos cerca de la base de Kirya, a fin de rogar a Netanyahu que «tome la decisión que permita salvar las vidas a sus seres queridos». «Por primera vez podemos imaginarnos abrazarlos nuevamente, por favor concédannos este derecho», reclamó este viernes el colectivo de familias en un comunicado, horas antes de que Netanyahu hiciera público su rechazo.