La Reserva Federal (Fed) de EEUU lanzó este lunes el mayor paquete de estímulo monetario desde la crisis financiera de 2008, con un súbito recorte de tipos de interés hasta casi 0% y una inyección de liquidez de 700.000 millones de dólares, a la vez que urgió una agresiva respuesta fiscal ante el coronavirus.
«El brote del coronavirus ha dañado comunidades y alterado la actividad económica en muchos países, incluidos en Estados Unidos. La Reserva Federal está preparada para usar todas sus herramientas al completo para apoyar el flujo de crédito a los hogares y empresas», aseguró el comunicado del banco central.
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La decisión de la Fed, tomada por sorpresa y a apenas tres días antes de su reunión prevista para esta semana, denota la alerta en el seno del banco central ante las crecientes señales que la pandemia puede frenar la actividad económica mundial.
Afirmó, asimismo, que dejará los tipos en el rango de actual de entre 0,25% y 0% «hasta que estemos confiados que la economía ha capeado los recientes eventos y está en camino alcanzar sus objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios».
Es la segunda vez que el banco central de Estados Unidos recorta los tipos de interés en menos de dos semanas, ante la creciente preocupación por el impacto económico del coronavirus, ya que el 3 de marzo anunció, también de manera súbita, recortes en el precio del dinero de medio punto para dejarlos entre el 1 y el 1,25%.
En una improvisada rueda de prensa telefónica el domingo por la tarde, el presidente de la Fed, Jerome Powell, descartó por el momento la posibilidad de que la Fed adopte tipos de interés negativos, como han hecho otros bancos centrales. «No vemos que los tipos de interés negativos sean una respuesta apropiada aquí en EEUU», indicó. Sí que instó, sin embargo, al Congreso a aprobar un paquete de estímulo fiscal complementario.
«Ciertamente, podría haber necesidad de eso (el estímulo fiscal) (...) Esto es un problema multifacético y requiere respuestas de diferentes partes del gobierno», dijo referencia a las negociaciones actualmente en marcha en el Congreso de EEUU para lanzar un agresivo programa fiscal de apoyo apoyar a hogares y empresas.
Las medidas de emergencia del banco central estadounidense son de enorme magnitud.
Además del recorte de tipos, la Fed comprará en los próximos meses bonos del Tesoro por valor de 500.000 millones de dólares y activos de garantía hipotecaria por otros 200.000 millones, para aportar una inyección de liquidez al sistema ante las tensiones generadas.
Y, a nivel internacional, anunció una medida coordinada con los bancos centrales de Canadá, Inglaterra, Japón, Suiza y el Banco Central Europeo (BCE), para canalizar mayor liquidez al mercado a través de líneas de intercambio del dólares.
Para los analistas, la Fed se ha lanzado con todo su arsenal ante «el desafiante periodo» por delante. «Hizo todo lo que podía hacer, como un banco central independiente, con las medidas de las que dispone y con gran velocidad», explicó Simon Potter, que trabajó en la Fed de Nueva York y es ahora investigador del centro de estudios Peterson Institute for International Economics.
Solo unos minutos después del anuncio, el presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo estar «muy feliz» con la decisión de la Fed, a la que ha criticado de manera reiterada, y se mostró optimista sobre una buena reacción en los mercados bursátiles, que experimentaron duras pérdidas en los últimos días.
«Estoy muy feliz, lo tengo que decir, estoy muy feliz (...) Creo que la gente de los mercados tiene que estar encantada. Somos el país del mundo más fuerte financieramente y en otras cosas también», manifestó el mandatario, quien durante el fin de semana, llegó a apuntar la posibilidad de despedir a Powell, en una rueda de prensa en la Casa Blanca.