Dominique Strauss-Kahn dimitió hoy como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras las acusaciones de intento de violación que pesan sobre él y que negó categóricamente.
En un comunicado difundido esta noche, el FMI anunció que DSK presentó su dimisión ante el directorio de la institución financiera con sede en Washington y negó «con la más absoluta firmeza todas las acusaciones» que se han realizado contra él.
Strauss-Kahn, según la nota, tomó esa decisión «con infinita tristeza» y pensando, en primer lugar, en su esposa, -"a la que quiero más que a nada», dice- sus hijos, su familia y sus amigos.
En el escueto comunicado recuerda también a sus colegas del FMI: «hemos conseguido grandes cosas en los últimos tres años y pico», aseguró.
DSK agrega en su carta de dimisión que toma esta decisión porque quiere proteger al FMI «al que ha servido con honor y devoción» antes de añadir: y «especialmente, especialmente, porque quiero dedicar toda mi fuerza, mi tiempo y energía en probar mi inocencia».
Desde su detención en Nueva York el pasado sábado tras ser acusado de varios delitos sexuales contra una camarera de un hotel de Manhattan, ha crecido la presión para que DSK presentara su dimisión al frente del organismo al que llegó hace tres años y medio.
Posición difícil
Timothy Geithner, secretario del Tesoro estadounidense, que es el principal accionista del FMI, había asegurado que Strauss-Kahn «no está en posición» de dirigir el FMI y en el mismo sentido se había pronunciado el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, que destacó que DSK se encuentra en una «posición muy difícil».
En este momento asume la dirección del FMI con carácter interino John Lipsky, el número dos del organismo, y se abre la carrera por su sucesión, en medio de llamamientos a una mayor transparencia en la elección de su nuevo líder.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido tradicionalmente un europeo, en virtud de un pacto de caballeros forjado al final de la II Guerra Mundial que asegura la presidencia del Banco Mundial (BM) a un estadounidense.
Pero el monopolio europeo está ahora en tela de juicio ante la presión de los países emergentes para cambiar el actual sistema.