George W. Bush dijo ayer que existe una «nueva oportunidad para la paz» al inicio de su primera visita a Israel y Cisjordania como presidente de EEUU, que ocurre en un momento de tensión con Irán.
Bush bajó en solitario del Air Force One, el avión presidencial, ya que su esposa, Laura, se quedó en Washington y fue recibido por el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y el presidente del país, Simón Peres. Son hombres a los que conoce bien y que le dieron la bienvenida con satisfacción al único país en Oriente Medio donde Bush tiene buena prensa.
La Casa Blanca ha concebido el viaje a Israel y Cisjordania, donde Bush pasará tres días, como una manera de dar un impulso a las negociaciones de paz relanzadas en la conferencia de Annapolis en noviembre pasado y que deberían culminar a fin de año con un acuerdo. «Vemos una nueva oportunidad para la paz en Tierra Santa», dijo Bush en una breve declaración en el aeropuerto.
No obstante, el tema de Irán ha saltado al frente de la agenda después de que barcos de la república islámica hostigaran el domingo pasado a tres buques estadounidenses en el Estrecho de Ormuz, en el Golfo Pérsico. Bush reiteró ayer que Irán «es una amenaza para el mundo» y alertó de que puede retomar «fácilmente» su programa nuclear y fabricar bombas atómicas.
En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, Bush se declaró además «optimista» de que los israelíes y palestinos puedan alcanzar un acuerdo de paz antes del fin de su mandato, dentro de un año.