Las mayorías prooccidentales y prosirias en el Parlamento libanés no se ponen de acuerdo. La escenificación más clara del desencuentro se vivió en la última votación para alcanzar un candidato de consenso que sustituya a Emile Lahud como presidente del país de los cedros, en la que el boicot de la oposición evitó alcanzar el quórum necesario de dos tercios. Por este motivo, la sesión se pospuso hasta el 30 de noviembre, lo que provocó que Lahoud decretase el estado de excepción y ordenase al Ejército asumir a partir de hoy las competencias de seguridad, medida a la que el Gobierno se opone.
Con esta medida, Berri confiaba en dar más tiempo «para nuevas consultas para alcanzar un consenso en la elección de presidente» entre las dos mayorías presentes en el país. Habrá que ver si los diputados pro occidentales y los pro sirios, estos últimos encabezados por Hezbolá, logran ponerse de acuerdo y dar un primer paso, ya que el diálogo se ha estancado al no ceder ninguna de las facciones al postulante de la parte contraria.
Esta situación, lejos de una simple discrepancia política, sume al país en una crisis, como quedó de manifiesto cuando Lahud decretó el estado de excepción y ordenó al Ejército tomar el control. El comunicado transmitido por el portavoz explicaba que los militares deberán «comunicar al Gobierno las medidas que decida tomar cuando alguna de ellas sea inconstitucional».