La preocupación por el debilitamiento del dólar y su efecto en los ingresos de los países productores marcó la III Cumbre de la OPEP, que se cerró ayer en la capital saudí con la adopción de la Declaración de Riad, centrada en medidas a mediano y largo plazo para estabilizar el mercado energético mundial, es decir, frenando las propuestas del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Irán y Venezuela lideraron el grupo de países miembros que abogó por iniciar un estudio de los efectos de la caída del dólar sobre los ingresos y las economías de los países miembros El documento «instruye» a los ministros de Finanzas y Petróleo a «estudiar formas para mejorar la cooperación entre los países miembros, incluidas propuestas de algunos de los jefes de Estado y Gobierno en sus discursos en la cumbre».
«Yo creo que (el dólar) va a seguir cayendo», declaró el presidente Hugo Chávez a los periodistas que lo abordaron en el plenario apenas se dio por terminada la cumbre. «La caída del dólar no es la caída del dólar, es la caída del imperio norteamericano. Hay que prepararse para eso», añadió el mandatario venezolano. Ya en las reuniones preparatorias, Venezuela había propuesto que se abordase la posibilidad de establecer una canasta de diferentes divisas para calcular el valor del barril de crudo de la OPEP.