AGENCIAS-BERLÍN
El líder del Partido Social Demócrata (SPD) y actual canciller
alemán, Gerhard Schröder, y la dirigente de la democracia cristiana
(CDU-CSU), Angela Merkel, decidieron apurar su campaña electoral, e
intentarán hasta el último minuto hacerse con el voto de los diez
millones de alemanes que, según las encuentas, todavía no saben a
quién apoyarán hoy en las urnas.
De este modo, tanto Schröder como Merkel resolvieron organizar mítines adicionales para la tarde de ayer, rompiendo así la tradición de respetar el día de reflexión del electorado sin apariciones públicas. Casi 62 millones de alemanes están llamados a las urnas para elegir al que será su canciller los próximos cuatro años. Los sondeos otorgan ventaja a la candidata democristiana Angela Merkel, aunque en las últimas semanas Schröder, que aspira a lograr un tercer mandato para el SPD, recupera posiciones.
Así, las elecciones de hoy colocan a la mayor economía de Europa ante una encrucijada política cuyos resultados podrían tener repercusiones en todo el continente e incluso en el resto del mundo, y los sondeos no permiten formular vaticinios claros. En las urnas se decidirá el destino de dos visiones opuestas acerca de cómo reactivar la estancada economía, cómo dar renovado impulso al proyecto de unificación europea y cómo mejorar los lazos de Berlín con Washington.
Los analistas pronostican que la triunfadora será la dirigente democristiana Angela Merkel, con lo que el país tendría su primera jefa de Gobierno de la historia. Pero las encuestas más recientes han dado resultados más reñidos y menos seguros que hace pocas semanas, mientras se ha puesto en duda la capacidad de Merkel para lograr un gobierno mayoritario con el Partido Liberal Demócrata y sin el Partido Social Demócrata.
Merkel, licenciada en Físicas, intenta convertirse en la primera mujer canciller de Alemania, al frente de una posible coalición de centro derecha que aglutinaría a los democristianos (CDU), socialcristianos (CSU) y liberales (FDP). Con la prudencia como reina en sus discursos, ha evitado un ataque radical al actual sistema social alemán.