Los combates que oponen a la milicia chií y al Ejército estadounidense, que apoya a las fuerzas de seguridad iraquíes, se reanudaron este domingo en la ciudad santa tras el fracaso, la víspera, de las negociaciones destinadas a poner fin a las hostilidades.
La Conferencia Nacional, que reúne a unos 1.300 delegados procedentes de todas las provincias iraquíes y debe durar tres días, sufrió trastornos desde su apertura.
Tras el discurso del representante del secretario general de la ONU Kofi Annan, Ashraf Jehangir Qazi, una centena de delegados abandonó la reunión gritando: «¡Mientras siga habiendo ataques y bombardeos (en Nayaf) no habrá conferencia!».
Yahya Moussaui, un representante de la «Casa chií», que agrupa a personalidades políticas y religiosas chiítas, subió a la tribuna y luego abandonó la sala diciendo: «La esencia de la democracia es que ustedes escuchen al pueblo iraquí (...) Pedimos el cese inmediato de las operaciones militares en Nayaf y la apertura del diálogo».
En Bagdad, las extremas medidas de seguridad tomadas por la Conferencia Nacional no impidieron que al menos tres obuses de mortero cayeran cerca del edificio en el que se desarrolla la reunión.
Por otra parte, dos personas murieron y 17 resultaron heridas por disparos de obuses en el barrio Allawi, en el centro de Bagdad. La violencia también persistía en el resto de Irak.
Un soldado norteamericano murió en el norte de Bagdad, pasando a 695 el número de militares estadounidenses muertos en combate en Irak desde la invasión del país en marzo 2003, según el Pentágono.
Un soldado holandés de la Fuerza Multinacional también murió y otros cinco resultaron heridos el sábado en la noche en un ataque contra su patrulla. Un oficial ucraniano murió el domingo debido a la explosión de una mina y cuatro soldados ucranianos resultaron heridos en dos ataques contra un convoy en la provincia de Wassit, al sur de la capital, según el ejército polaco encargado del sector.