El joven estadounidense al que activistas islámicos decapitaron delante de una cámara no estuvo bajo custodia del Ejército de Estados Unidos ni tenía relación alguna con la Coalición, aseguró ayer el portavoz de la Administración civil en Irak, Dan Senor. El portavoz negaba así las acusaciones de la familia de Nick Berg. El destino final de Berg, un empresario de 26 años, ha conmocionado a la sociedad estadounidense después de que el miércoles una página web islamista colgara un vídeo en el que se veía como era degollado por cinco hombres encapuchados a los que se ha relacionado con la red terrorista Al Qaeda.
Según el relato de su padre, Michael Berg, su hijo fue detenido el 24 de marzo en un puesto de control cercano a Mosul y entregado a las tropas estadounidenses, que lo retuvieron 13 días, durante los cuales no pudo llamar a un abogado. La familia denuncia que de no mediar esa detención, su hijo podría ahora estar vivo ya que les había comunicado que tenía intención de regresar a casa el 30 de marzo.