FRANCE PRESS-ESTAMBUL
El ministro turco del Interior, Abdulkadir Aksu, consideró que
podrían haber sido obra de terroristas suicidas, a pesar de que una
cámara de seguridad grabó a un hombre que aparcó un vehículo rojo
cerca de la sinagoga de Neve Shalom y salió de él. Poco después, el
coche hizo explosión. Poco después, la agencia de noticias turca
Anatolia recibió una llamada anónima de una persona que reivindicó
los dos ataques, en los distritos de Kuledibi y de Sisli, en nombre
del IBDA-C. «La razón (de los atentados) es detener la opresión de
los musulmanes (...) Nuestros actos proseguirán», dijo esta
persona. Mientras, sobre el terreno los servicios sanitarios
atendían a decenas de personas y se afanaban por trasladarlas a los
hospitales locales, que rápidamente quedaron colapsados. La cifra
de víctimas mortales no parece cerrada y los hospitales continuaban
pidiendo anoche a la población que donara sangre.
Por su parte, el ministro turco de Exteriores, Abdulá Gul, aseguró que éste fue «un acto terrorista con ramificaciones internacionales», insinuando que podría tratarse de Al Qaeda. «Estamos frente a un ataque terrorista diferente» a los perpetrados hasta ahora en Turquía, señaló. El ataque contra dos templos judíos provocó una reacción rápida del Gobierno israelí, que condenó enérgicamente el ataque a través de su ministro de Exteriores, decidido a combatir a las «fuerzas del mal». Shalom aseguró además que la corriente contra Israel en Europa no puede separarse de la forma con la que Israel está siendo presentada en el continente, esto es, como un Estado judío. Shalom dijo que este fenómeno aviva el terror verbal que conduce al terror físico. Pos su parte, el presidente estadounidense, George W. Bush, condenó enérgicamente el atentado y recordó que «las distintas comunidades religiosas de Turquía, musulmana, judía y cristiana, han convivido conjuntamente desde hace décadas».