EUROPA PRESS-WASHINGTON
El que fuera viceprimer ministro iraquí y principal portavoz del
régimen antes de la guerra, Tarek Aziz, ha asegurado durante los
interrogatorios que el presidente Sadam Husein no ordenó un
contraataque masivo en marzo porque pensó que el despliegue
estadounidense era un 'farol' y que podría evitar o superar la
invasión terrestre.
Según informa el 'Washington Post', Aziz, quien se entregó el pasado 24 de abril, se ha convertido en una fuente fundamental de información para los investigadores, que intentan «comprender» el comportamiento de Sadam durante los dos últimos años, y en especial antes y durante la ofensiva. Aziz explicó que el entonces presidente mantuvo contacto con intermediarios rusos y franceses, quienes «en repetidas veces» le aseguraron que podría sobrevivir a la ofensiva si ésta tenía lugar, y que en todo caso se cerraría el camino a Washington en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU.
Los investigadores han interrogado además sistemáticamente a generales, oficiales de inteligencia y científicos, intentando aislar los unos de los otros para evitar que coordinaran sus respuestas. En especial, Washington quiere saber por qué Sadam Husein obstaculizó el trabajo de los inspectores si realmente no tenía armas de destrucción masiva.
Muchos de estos detenidos han explicado que Sadam Husein temía perder su poder de influencia entre sus países vecinos que, como en los casos de Arabia Saudí, Kuwait o los Emiratos Arabes Unidos, le «respetaban» porque temían que tuviera armas de destrucción masiva.
Sin embargo, Aziz ha sido mucho más claro en sus declaraciones: Irak no tenía armas químicas, biológicas o nucleares antes de la guerra, aunque Sadam Husein sí ordenó varios programas secretos para fabricar o comprar misiles de largo alcance prohibidos por el embargo a que estaba sometido su régimen.
Mientras, y un día después del más fuerte ataque contra EE UU desde que terminó la guerra, se seguían sucediendo incidentes.
Al menos tres personas murieron y otras doce resultaron heridas en la explosión ocurrida ayer en una calle de la ciudad Kerbala, que alberga la mezquita más sagrada de la comunidad musulmana chiíta, indicaron vecinos de esa localidad.
Las víctimas mortales de la explosión, causada al parecer por un coche-bomba aparcado a unos cien metros de la gran mezquita dorada donde reposan los restos del imán Hussein, fueron iraquíes que en aquellos momentos transitaban por la calle, según las fuentes.