El Consejo de Ministros de la UE alcanzó ayer, tras una maratoniana negociación, un acuerdo sobre la reforma de la Política Agraria Común (PAC), suavizando, sin retirar totalmente, los planes de recorte del comisario europeo Franz Fischler. España consiguió introducir en el texto final algunas de sus principales reivindicaciones. Eran cerca de las 8.00 horas cuando los portavoces que asistían a la reunión confirmaron que se había alcanzado un consenso definitivo sobre la última propuesta del comisario Fischler. Atrás quedaban más de 16 horas de reunión y casi un año de difíciles debates previos.
El resultado final es una versión adelgazada de las propuestas que el austriaco había esbozado en julio de 2002. Fischler preconizó en origen una desvinculación total entre ayudas y producción agrícolas y su sustitución por primas fijas por exportación. Se trataba así de evitar que el contribuyente europeo financie productos excedentes que no van a consumirse. El Consejo acordó ayer respetar esta filosofía, pero con importantes salvaguardas. Así, los Estados miembros tendrán la oportunidad de aplicar esta sustitición de forma sólo parcial en sectores tan importantes como los cereales o las primas ganaderas.
Mientras, en lo relativo a la modulación -reducción de los subsidios en beneficio de proyectos de desarrollo rural-, el trasvase inicial del 20 por ciento se redujo al 5 por ciento, que se alcanzará además de forma progresiva durante en el periodo 2005 y 2007 (3 por ciento en 2005, 4 por ciento en 2006 y 5 por ciento en 2007). Pese a ello, Fischler se dio por satisfecho con la reforma. Probablemente, por que este veterano negociador comunitario nunca aspiró a que los Quince respaldasen sus propuestas iniciales -flagrantemente inaceptables para muchos de ellos-, sino que sólo pretendía alcanzar un punto intermedio como el finalmente fijado.