El espionaje militar de EEUU informó el pasado septiembre al gobierno del presidente George W. Bush, en plena campaña diplomática para buscar una intervención contra Irak, que no había datos «fiables» sobre supuestos arsenales iraquíes.
Un informe de la Agencia de Información de la Defensa (DIA), la oficina de espionaje del Pentágono, afirmaba en septiembre de 2002, en plena ofensiva diplomática de EEUU para intervenir militarmente en el país árabe, que no había «información fiable» sobre los arsenales iraquíes de destrucción masiva.
El informe de 80 páginas, difundido ayer por varios medios de comunicación de EEUU, señalaba que «probablemente» Irak tenía en su poder armas químicas y biológicas, pero que no había suficiente información fidedigna para poder respaldar esta afirmación.
El documento llegó a manos de los principales responsables de la administración estadounidense poco después de que el presidente George W. Bush compareciera ante la ONU para afirmar que el régimen de Sadam Husein representaba un grave peligro para la comunidad internacional por poseer armas de destrucción masiva.
En las mismas fechas, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, presionó al Congreso de EEUU para conseguir su respaldo a una operación militar contra Irak, argumentando que había pruebas suficientes del peligro que representaba Bagdad.
La difusión de este informe de la DIA se suma a las informaciones de los últimos días en los medios de prensa de EEUU en las que se señaló que el Pentágono «engordó» deliberadamente los informes de la CIA (Agencia Central de Información) y otras agencias sobre la realidad de los arsenales iraquíes.
Los medios estadounidenses informaron también de las frecuentes visitas que el vicepresidente, Dick Cheney, realizó el pasado año a la CIA para supuestamente presionar a sus responsables a llegar a conclusiones.
Por su parte, el jefe de inspectores de armas de la ONU, el sueco Hans Blix, criticó ayer a EEUU y al Reino Unido por la poca calidad de la información aportada por sus servicios de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva atribuidas a Irak. «Yo me dije: ¡Dios mío!, si ésta es la mejor información de inteligencia que ellos tienen y no encontramos nada, ¿qué pasa con el resto?», añadió el responsable de desarme de Naciones Unidas.