El cambio en el discurso del primer ministro israelí, Ariel Sharon, quien habla ahora de «terminar con la ocupación» de los territorios palestinos, ha provocado un revuelo entre sus socios de la derecha, que temen que sus palabras se materialicen. El Sharon aseguraba frente a sus correligionarios del derechista Likud que «la idea de continuar manteniendo a 3'5 millones de palestinos bajo ocupación es mala para Israel y para los palestinos».
Destacados observadores no han podido ocultar su sorpresa ante las reveladoras declaraciones de Sharón, quien al parecer ha dado un vuelco decisivo en su ideario colonizador para aparecer como un político más pragmático y comprometido a hacer «todo lo necesario para llegar a un acuerdo con los palestinos».
En palabras de Ranán Gissin, portavoz del primer ministro, «existe una clara distinción entre lo que en hebreo se designa «kibush», traducido como «controlar las vidas de otras personas», cosa que Israel trata de finalizar a toda costa, y lo que se entiende por ocupación» de otro territorio.