Bush, quien celebró ayer una intensa jornada previa a la cumbre que la OTAN inicia hoy en Praga, dijo que los aliados europeos deben actuar «en defensa de la libertad, no mirar hacia adentro o quedar aislados por la indiferencia». «Ignorar los peligros o excusar las agresiones pueden evitar temporalmente un conflicto, pero no traen la paz», subrayó Bush, en un discurso ante estudiantes de países de la Alianza, en el que recordó que la historia ha enseñado las nefastas consecuencias de no afrontar las amenazas (como el nazismo o el estalinismo).
La OTAN inicia hoy su primera cumbre después de los atentados del 11-S con un acuerdo sobre la ampliación -que acogerá como novedad a países ex comunistas- y la reorientación de sus objetivos, pero con EE UU insistiendo de forma cada vez más intensa para que los países de la Alianza se impliquen en un posible conflicto en Irak. Bush se adelantó a la fecha límite del 8 de diciembre que la ONU dio a Irak para que declare sus armas de destrucción masiva, y dijo que si Sadam Husein «niega que ese arsenal existe, habrá iniciado esta última fase con una mentira».
«El engaño no será tolerado en esta ocasión. Los retrasos y el desafío invitarán a las consecuencias más severas», avisó. EE UU confía en que la cumbre emita una declaración sobre Irak. El discurso de Bush -previsto para mostrar la idea de Europa del Gobierno de EE UU- consistió en pedir a los países europeos una mayor implicación en la lucha contra el terrorismo y los «Estados forajidos» que lo alimentan, y que suponen la «mayor amenaza» para la seguridad occidental. Para ello, Bush demandó mayores gastos de defensa (y mejor empleados) a los países de la OTAN, puesto que quienes se benefician de las estabilidad que aporta la organización «tienen que ayudar».
Además de dotarse de mayores medios, «debemos aumentar la voluntad de usar esas nuevas capacidades», indicó, en otro llamamiento a una mayor disposición a usar la fuerza armada. A pesar de que Bush lanzó en su intervención numerosos dardos a los aliados europeos reticentes al empleo de la fuerza en Irak, un alto funcionario estadounidense aseguró posteriormente que esas alusiones no iban dirigidas hacia ningún país concreto, ni siquiera Alemania, el que más reacio a una intervención se ha mostrado.