El Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin lanzó ayer su proyecto de ley sobre el empleo, que golpea en la práctica la norma socialista de las 35 horas semanales de trabajo y que no satisface ni a sindicatos ni a patronal. Es «un empujón a una política de empleo y a una política económica que da la espalda a las de nuestros predecesores», dijo el ministro de Asuntos Sociales y Trabajo, el neogaullista François Fillon, cuyo proyecto fue aprobado ayer en Consejo de ministros.
Su predecesora, la socialista Elisabeth Guigou, denunció el proyecto como «una revocación de hecho de las 35 horas», que fue una de las reformas estrella del anterior Gobierno de izquierdas, a partir de ahora vendrán más. Guigou advirtió de que los socialistas, en la oposición desde su derrota en las Legislativas de junio pasado, librarán «una batalla resuelta» contra el proyecto, que comenzará a debatirse en la Asamblea Nacional (cámara de los diputados) el próximo día 2.
Fillon recalcó que «las 35 horas siguen siendo la ley» ya que las horas extraordinarias serán pagadas con «al menos» un 25% adicional. Salvo para los trabajadores de empresas de menos de 20 asalariados, donde las cuatro horas (hasta las 39) seguirán pagándose sólo un 10% más hasta finales del 2005, porque «no están preparadas para soportar el shock del paso a las 35 horas», subrayó.
El proyecto, acompañado «antes de mediados de octubre» de un decreto de 18 meses para elevar de 130 a 180 el cupo anual de horas extras autorizadas sin descanso compensatorio a la espera de negociaciones sectoriales, está articulado en torno a tres ejes: La «flexibilización» de las 35 horas, la armonización por lo alto en tres años de las seis escalas de salario mínimo «SMIC» (creadas por las 35 horas) y un alivio de las cotizaciones sociales destinado a «controlar el coste del trabajo», indicó el Gobierno.