Todo EE UU, desde sus grandes ciudades hasta sus lugares más recónditos, realizó ayer, bajo estrictas medidas de seguridad, actos solemnes en recuerdo de los peores atentados de la historia. «Nunca olvidaremos», rezaba una enorme pancarta desplegada en el Pentágono, que resume la intención de los centenares de actos planeados durante toda la jornada: EE UU jamás perderá el recuerdo de la fatídica fecha en que despertó de su aparente invulnerabilidad.
Todo los medios de comunicación locales y nacionales, en inglés y en español, además de diversos sitios en internet, dedicaron la mayor parte de sus espacios informativos a la ya saturada cobertura del primer aniversario del 11-S, lo que hizo pensar que, para Estados Unidos al menos, el mundo dejó de generar noticias.
Decenas de bomberos, policías y supervivientes de los atentados desfilaron en numerosos programas de televisión para revivir los momentos de caos y zozobra, pero, sobre todo, para ofrecer un mensaje de esperanza y consejos para salir adelante.
En una muestra de patriotismo y solidaridad, la bandera de EE UU estuvo omnipresente en las casas de los ciudadanos, mientras miles de escolares en colegios públicos y privados participaron también en momentos de oración y reflexión.
Las alertas por supuestos intentos de atentado se sucedieron ayer en Estados Unidos. La presencia de tres pasajeros sospechosos obligó ayer al desvío de un avión de la aerolínea Northwest, en ruta de Tennessee a Las Vegas (Nevada), hacia Fort Smith (Arkansas). Los tres pasajeros, que al descender del avión fueron arrestados por agentes del FBI (policía federal), se habían encerrado en los baños de la aeronave, por lo que despertaron las sospechas de la tripulación.