Hugo Chávez, de 47 años, asumió ayer la Presidencia de Venezuela con un llamamiento a la calma y la unidad para afrontar los retos nacionales, y sin rencor después de dos días de arresto tras ser depuesto por un movimiento cívico-militar. «No vengo con ánimos revanchistas, no habrá persecuciones, ni abusos», dijo Chávez en la primera alocución nacional, la madrugada del domingo, quien llamó «contracontrarevolución» lo que sucedía ahora.
Dijo que nunca renunció a la Presidencia, que sus captores mintieron en eso, que estuvo en cinco lugares distintos del país y no fue maltratado, que lamentaba las muertes ocurridas en estos últimos días y que los culpables, sean quien sean, serán castigados con arreglo a las leyes. Chávez retomó el cargo presidencial tras permanecer arrestado tras una insurrección militar, apoyada por la sociedad civil, que durante dos días impuso un Gobierno transitorio presidido por el empresario Pedro Carmona, quien dimitió quedando provisionalmente en el cargo el vicepresidente Diosdado Cabello.
Mientras, el responsable de la Guardia Nacional de Venezuela, el general Francisco Belisario Landis, lanzó ayer un llamamiento a la «paz la tranquilidad a la nación que está haciendo su esfuerzo allá afuera junto a las autoridades policiales para evitar que continúen los saqueos» y «para llevar este país a una completa normalidad».
La explosión de violencia que sacudió a Venezuela entre el 11 y el 13 de abril dejó 41 personas asesinadas y más de 300 heridas, según el balance hecho ayer por la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas y la ONG «Cofavic». En la nota se recuerda que ayer por la noche había disturbios y saqueos en algunas barriadas de Caracas, aunque la situación se había moderado desde que Chávez regresó al poder.