Unas 20.000 personas fueron detenidas ayer en la India para evitar disturbios entre hindúes y musulmanes a causa de la ceremonia que tuvo lugar en la ciudad norteña de Ayodhya para impulsar la construcción de un templo hindú en el lugar donde fue derribada una mezquita hace diez años. La mitad de las detenciones se practicaron en el estado occidental de Maharastra, donde unos 2.000 templos hindúes acogieron rituales a favor de la construcción del santuario de Ayodhya.
Con la ciudad sitiada por las fuerzas de seguridad "más de 14.000 agentes", centenares de radicales hindúes congregados en Ayodhya sacaron en procesión dos pilares esculpidos en arenisca destinados al templo del dios Ram, uno de los más venerados en el hinduismo.
«Lord Ram venimos», cantaban los fanáticos religiosos mientras discurrían con los pilares por las calles de la ciudad, donde se alzaba una mezquita del siglo XVI derribada en 1992 por extremistas hindúes, y en cuyo lugar quieren levantar el templo. No obstante, el acto religioso de ayer tuvo que celebrarse fuera de ese recinto que ambos bandos reclaman, ya que el Tribunal Supremo dictó una sentencia el pasado miércoles que lo prohibía.