El Banco Central Europeo (BCE) desoyó ayer las peticiones de los gobiernos europeos y mantuvo sin cambios su tasa de interés principal en el 3'75%, a pesar de la evidente degradación de la coyuntura económica. Con esta decisión, el BCE persiste en no bajar el precio del dinero en los 12 países de la zona euro, a pesar de la desaceleración mundial. El BCE mantiene su tasa sin cambios desde el pasado 17 de septiembre, cuando la bajó en medio punto, en un gesto de concertación con la Reserva Federal estadounidense sin precedentes.
Los gobiernos europeos esperaban un nuevo gesto del BCE para estimular el crecimiento, ante las perspectivas de un aumento de los subsidios de desempleo y la reducción de los ingresos fiscales. La inflación, el principal objetivo que debe controlar el BCE, aumentó un 0'2% en setiembre, según cifras publicadas el martes. El volumen de dinero en circulación en la zona euro aumentó igualmente, según cifras provisionales que deben ser confirmadas hoy. Todo ello contribuyó a que la entidad que cuida de la salud del euro decidiera, una vez más, esperar y observar.
El equilibrio presupuestario en Europa es particularmente delicado en estos momentos. Si la crisis de crecimiento se agrava, los países podrían verse tentados de abrir su bolsa y olvidarse del control de los déficits públicos. Como consecuencia, los mercados bursátiles reaccionaron ayer con pérdidas superiores al 1'5 por ciento al cierre de la sesión. La Bolsa de París se dejó un 2'33% (104'36 puntos), con lo que su índice 'estrella', el CAC-40, se situó en los 4.378'45 enteros. El mercado de Milán cerró con una caída del 2'06% (459 puntos), con el índice Mibtel en los 21.861 puntos, mientras que la Bolsa de Londres registró un descenso del 1'57% (81 puntos), hasta los 5.086'60 puntos.
La Bolsa de Fráncfort, donde las acciones siguen cotizando al cierre de las otras plazas europeas, tampoco escapaba a los 'números rojos' y perdía un 2'90% (139'78 puntos), de modo que el índice DAX se ubicaba en los 4.672'04 enteros.