El Ejército israelí hizo público un comunicado en el cual se especifica que «hoy (por el domingo) una posición israelí del puesto fronterizo fue tiroteada. Los soldados respondieron únicamente con arma ligera contra el lugar de donde procedían los disparos. Después, un obús de mortero fue disparado contra la posición y ese obús alcanzó una casa palestina cercana», dicen. «El portavoz del Ejército desmiente categóricamente las afirmaciones palestinas según las cuales el Ejército disparó un obús de tanque o un misil contra una casa palestina. Estas afirmaciones forman parte de las mentiras y de la incitación a la violencia sistemáticas contra Israel por parte de la Autoridad Nacional Palestina (ANP)», concluyó el texto.
Fuentes de seguridad palestinas afirmaron que tres palestinos, un padre y sus dos hijos, murieron y nueve resultaron heridos por un disparo de misil la noche del domingo contra su casa de Rafá. El padre de los niños, Samir abu El Az, era un dirigente de Al Fatah, el movimiento del presidente palestino Arafat. Ayer varios cientos de palestinos se manifestaron en Rafá, denunciando «la agresión israelí» e instando a proseguir la Intifada contra Israel, aseguraron fuentes palestinas. «Denunciamos este nuevo crimen israelí y advertimos a Israel contra la continuación de su escalada militar», declaró un responsable de la seguridad palestina que requirió el anonimato.
Por otra parte los miembros del Consejo de Seguridad, reunidos ayer en sesión urgente, reclamaron que israelíes y palestinos cesen la violencia e implementen el Plan Mitchell como única solución al conflicto. «Es imposible creer que el Consejo no tome medidas sobre los últimos acontecimientos en los territorios ocupados», señaló el observador palestino ante la ONU, Nasser Al-Kidwa. La representación palestina pidió formalmente el despliegue de observadores internacionales en la región, después de la ocupación del Ejército israelí en la Casa de Oriente, en Jerusalén oriental, y de las incursiones en la ciudad cisjordana de Jenin.
La delegación palestina reiteró la disposición a negociar y su apoyo total al Plan Mitchell, pero pidió que Israel se retire a las posiciones que tenía antes de septiembre del 2000, pues «si no lo hacen querrá decir que rechazan las recomendaciones del plan Mitchell». Por su parte el embajador israelí, Yehuda Lancry, señaló que el envío de observadores internacionales sería ineficaz, además de no preverse en ninguna de las negociaciones de paz anteriores. «Un despliegue internacional no podrá evitar las acciones de los grupos islámicos como Hamas, ni los actos de violencia contra civiles, y lo que crearía es más confrontación», indicó.