El Senado italiano rechazó ayer la moción de censura presentada por la oposición contra el ministro del Interior, Claudio Scajola, por los incidentes durante la cumbre del G-8 en Génova, mientras se conocían los resultados del informe interno encargado por el Ministerio del Interior. La moción de censura presentada por el centroizquierda fue rechazada por la holgada mayoría conservadora en el Senado, por 180 votos en contra frente 106 a favor. En las conclusiones del informe, entregado al jefe de la Policía, Gianni De Gennaro, se acusa al prefecto de Génova, Francesco Colucci, como responsable directo, para quien se aconseja el traslado, y al jefe de las fuerzas antiterroristas, Arnaldo La Barbera, además de otros mandos policiales, para quienes se pide la apertura de un expediente disciplinario.
El documento cita numerosos «errores y omisiones» durante la represión policial en la cumbre, en especial en el registro de la sede del Foro Social de Génova (GSF), que engloba a unos 800 movimientos antiglobalización, al no haberse impedido que a los agentes «se les fuera la mano» y actuaran con excesiva violencia. El documento admite que la redada en los locales, en los que dormían centenares de jóvenes y se saldó con 93 detenidos (entre ellos más de sesenta con heridas), no se planificó como una «operación de castigo», pero «degeneró», entre otros motivos, por la ausencia en el lugar de una autoridad con un mando claro.
También se pone en tela de juicio el trato otorgado a los más de quinientos detenidos durante la cumbre del G-8 que pasaron por el cuartel de Bolzaneto, en las cercanías de Génova, muchos de los cuales han denunciado torturas físicas y psicológicas. La actuación policial italiana ha motivado igualmente la apertura de una investigación judicial, a cargo del fiscal genovés Francesco Lalla, que ayer continuó el interrogatorio de trece oficiales que intervinieron en la polémica operación.