Cuando la OTAN está próxima a un acuerdo para dejar que las fuerzas serbias entren en la zona de seguridad de Kosovo, en el sudeste de Serbia, la guerrilla albanesa abre un nuevo foco de crisis con el país vecino, Macedonia. El primer ministro yugoslavo, Zoran Zizic, advirtió ayer en la ONU de que «si la crisis no se afronta, puede transformarse en una crisis que desestabilizará a toda la región».
Detrás de Zizic, acudían a las Naciones Unidas representantes del presidente de Macedonia, Boris Trajkovski, para alertar del peligro que se cierne sobre los Balcanes. Tres soldados yugoslavos murieron y uno resultó herido al estallar ayer una mina presumiblemente colocada por los guerrilleros albaneses en el sudeste de Serbia, en el valle de Presevo.
El pasado domingo, fueron tres los soldados macedonios muertos en un ataque guerrillero en la frontera con Macedonia, en el último de una serie de incidentes que ha llevado a las autoridades de Skopje a pedir una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. La OTAN aceptó la semana pasada reducir la franja de seguridad de cinco kilómetros que separa Kosovo del resto de Serbia y en la que se infiltraron en noviembre del 2000 millar y medio de guerrilleros albaneses que se niegan a deponer las armas.
La guerrilla persigue la anexión a Kosovo de zonas colindantes con un 60 por ciento de población albanesa. En Bruselas, el Consejo Atlántico, máximo órgano de decisión de la OTAN, estudió ayer la situación en el sudeste de Serbia pero, aunque «se está muy cerca de un consenso, aún no se ha alcanzado», dijeron a EFE fuentes aliadas. «Hay un acuerdo sobre el concepto de permitir a las fuerzas de seguridad yugoslavas entrar en algunas zonas de la franja de seguridad», pero quedan detalles por cerrar como «cuándo y bajo qué condiciones», dijeron.