Alemania pidió ayer a Bruselas que las pruebas de carne se amplíen para incluir a las ovejas debido a los temores de salud surgidos en el país, tras el hallazgo del séptimo caso de enfermedad de las vacas locas. El ministro alemán de Agricultura, Karl-Heinz Funke, dijo que deseaba extender las pruebas diagnósticas de la encefalitis espongiforme bovina (EEB) a las ovejas y exhortó a toda Europa a examinar la posibilidad de que las ovejas puedan estar vinculadas con la enfermedad de las vacas locas.
«Necesitamos extender las pruebas a las ovejas. Hemos discutido este asunto a nivel europeo, porque esencialmente pertenece a ese nivel. Necesitamos una solución europea para proteger a los consumidores», dijo Funke. «Los científicos lo han recomendado y creo que es correcto», añadió. Sin embargo, la Comisión Europea dijo ayer que no había una prueba disponible para detectar EEB en ovejas, pero agregó que consideraría extender las pruebas si surgiera un análisis para detectar la enfermedad en el ganado lanar.
Mientras, el Gobierno alemán alberga «serias sospechas» de que las vacas locas nacidas en Alemania -siete según las últimas informaciones-, hayan contraído el mal a través de un producto alimenticio para terneros. La situación parece agravarse por momentos y en las últimas 24 horas se han confirmado dos nuevos casos, uno en Baviera, estado en el que son ya cinco las vacas afectadas, y otro en Baja Sajonia. La arma crece en Alemania a medida de que van apareciendo nuevos casos.
Una portavoz del Ministerio de Agricultura indicó que EEB podría haberse transmitido a través de un sustitutivo lácteo que no cumplía las normas de pasteurización. Estos productos a base de polvos lácteos, con los que se alimenta a los terneros para poder comercializar la leche de la madre, contenían grasas animales hasta que este ingrediente fue prohibido el pasado 2 de diciembre. El ministro de Agricultura, Karl-Heinz Funke se refirió a «la gran probabilidad» de que al menos una parte de los casos se deban a estos preparados.