Los republicanos continuarán manteniendo el control de la Cámara de Representantes aunque sólo con un mínimo margen, y el del Senado, a pesar de un posible empate a 50 escaños para cada uno de los dos grandes partidos, el demócrata y el republicano. En las elecciones del 7 de noviembre los estadounidenses renovaron los 435 escaños del Cámara de Representantes y 34 de los 100 del Senado.
A pesar del probable empate en el Senado, que podría ocurrir en la reñida votación entre el senador republicano Slade Gorton, que pretende su reelección por el estado de Washington, y la demócrata María Cantwell, la mayoría continuará en manos republicanas.
Si Bush gana la Casa Blanca, el desempate estará en manos de Richard Cheney, como vicepresidente, puesto que le otorga la presidencia del Senado. Pero si Gore es el nuevo presidente, el Senado continuará de todas formas bajo dominio republicano, porque el senador demócrata Joseph Lieberman tendría que renunciar a su escaño por Connecticut para asumir la vicepresidencia, y su sustituto será designado por el gobernador republicano de ese estado.
Escrutada la casi totalidad de los votos legislativos, los republicanos habían alcanzado ayer, un total de 220 escaños en la Cámara de Representantes, en la que actualmente tienen 222, y esperan sumar uno más que se disputa en una reñida votación.